CAMINO DE SANTIAGO PORTUGUÉS

PORTUGAL - Camino de Santiago

Sábado, 16 de Agosto de 2008


GUADALUPE. Covadonga Ambos nombres siempre se cruzan en mi boca al ir a pronunciarlos. Dos vírgenes negras. En la extremeña, precursora de la mejicana, tuve suavidad, rosa pálido al contemplarla de cerca.

 

En la iglesia frente al altar mayor, en su lado derecho, respaldada por una gran columna, fue azul celeste en lo alto y blanco debajo. Mucha presión en la cabeza, que llegó a convertirse en dolor por la tarde. En el coro sentí mucho poder.

 

Magnífico paisaje antes de llegar, entre Puerto de S. Vicente y la propia Guadalupe. Bombón de higo y queso de cabra, hicieron las delicias del lugar.

 

En MÉRIDA el hastío hizo presa, como la duda sobre el acierto del viaje a lugares tantas veces visitados. Recobré la calma sentada junto a la taquilla de entrada al Teatro y Anfiteatro, a los que me negué a entrar, refrescándome con un granizado de limón, oyendo saltar el agua de una fuente y dejándome acariciar por la brisa.

 

Muy cansados llegamos al hotel de Évora, magnífico, tras 14 horas de viaje. Las fuertes tensiones y las energías crispadas de la conductora se calmaron tras una ducha, entrando en una acogedora cama.

 

Domingo, 17.08.08


El día siguiente se presenta más tranquilo, con un programa menos apretado. El inicio de la caravana supone por parte de la misma persona un ataque directo hacia mí, por reirme, poniendo su pelota en mi tejado (sus juicios y sentencias contínuos). Piensa de los otros lo que no acepta pensar de sí, aunque lo practique de continuo.

 

Me hace reflexionar mi primera reacción de rabia y deseo de justificación, aunque consigo contener mi contraataque.

 

Los primeros paseos por ÉVORA me hacen sentir feliz, equilibrada y en sintonía con el entorno, el aire, la paz circundante. El Templo de Diana con su llama trina me funde con la tierra y algunas compañeras.

 

En la Se de Santa María, mis pies se clavan en el suelo de mármol y casi desde la entrada de la nave derecha me alcanza una hermosa energía, dulce, plena, amorosa. Luego confirmo que proviene del altar del fondo. Una antigua sala del sagrario, cerrada por una verja, sin orantes. La percibo como la capilla privada donde me postraba con mi familia de esa época o tal vez antes, pues me inundó la añoranza hasta el punto de aflorar las lágrimas; aunque a un tiempo me sentía reconfortada. Hube de buscar asiento, tal era su intensidad.

 

A la salida, la capilla del baptisterio llamó mi atención para mostrarme una pila bautismal magnífica, tallada en espiral sobre mármol blanco, que elevaba una energía blanca protegida por ángeles que guiaban las almas de los bautizados.

 

 En el claustro disfruté de una luz más suave, deliciosa, sentada en el césped, en su medio, llenándome de sol y de canto.

 

De nuevo carretera hasta llegar al Menhir y al CROMLECH DE LOS ALMENDROS, donde, rodeados de alcornoques y dominando una magnífica vista de los campos y la propia Évora, se disponen múltiples piedras en pie, que nos llenan de fuerza, conexión con la naturaleza y bienestar. Meditamos y comemos, alimentando todos nuestros cuerpos.

 

Por fin, camino de Lisboa, la conductora entra en razón y suavemente va incorporando las sugerencias, hasta que por fin se pega al coche de cabeza, para que la cadena de vehículos quede bien conectada. Se arranca a cantar y el resto lo hacen los Ángeles y Guías.

 

Lunes, 18.08.08

 

Nuestra primera visita fue a SANTARÉM, pequeña iglesia con una suave energía que inicialmente me sacudió entera y de nuevo hizo aflorar las lágrimas. Para mi sorpresa, el altar mayor era idéntico a la capilla que me había cautivado en la Se de Évora. Resistí sola en el interior del templo, tratando de aislarme de los enormes ruidos del coro, desde donde no cesaban de mover maderas.

 

Tuve un gran premio, pues me llené de una enorme cantidad de energía, que expandía el corazón. El chorro de luz, lleno de Ángeles y Arcángeles, frente a mí, me rodeó y me sentí agradablemente acogida. Se limpiaron mis bloqueos y estuve relajada, a fuerza también de aplicar la conciencia en ello.

 

Ante la plenitud de mi corazón y sintiéndome un amplio canal, fui recordando ante mí a cada uno de mis seres amados, poniéndoles la mano en el corazón y transmitiéndoles esta capacidad de transustanciación, que cada uno recibió según su libre albedrío. Mi hija incluso manteniendo a distancia mi mano.

 

Luego todos subimos para acercarnos a las reliquias del vino convertido en sangre y el pan en carne. Agradecí la oportunidad, pero no sentí nada especial. Volví a situarme delante del altar en el segundo banco y ahí tuve un proceso que hizo expandirse la base del cráneo, como si fueran a brotarme alas, pequeñas, parecidas a las aletas de los peces, junto a la cabeza, o a las de los dragones chinos y ... en eso precisamente es en lo que empecé a convertime en mi visión, para mi sorpresa y divertimento, alabando el buen humor angelical.

 

A continuación aparecieron otras alas de mayor envergadura en dorsales y percibí la fuerte musculatura de mis patas delanteras y mi larga cola acabada en corazón, las grandes escamas, la poderosa cabeza y los grandes ojos de pupila vertical con visión áurica.

 

Planeaba y volaba sin esfuerzo y me sentía capaz de transportar sobre mí a una persona de mi envergadura actual. Lo supe al preguntarme si no estaría percibiendo mi relación con un sabio y magnífico dragón, en lugar de ser uno de ellos. Aunque no hubo duda de que el dragón, auténtico o imaginado, era yo.

 

Desconozco si Antonio, nuestro guía, vió o sintió algo de esto. Pero lo cierto es que se puso detrás, apoyando su cabeza en el respaldo de mi banco, muy cerca de mí y le sentí feliz.

 

Ya en ALCOBAÇA, el monasterio fortaleza, la energía percibida tuvo la potencia y majestuosidad del lugar. Imponente basílica cisterciense, con unos claustros y estancias acordes con ella. El rayo blanco, algo verde claro y violeta a la derecha del altar, me invadió desde la coronilla. 

 

Me recibieron en el Templo etérico besándome ambas manos y se acercó una comitiva de encapuchados blancos a los que rogué se identificaran. Para mí admiración lo hicieron, descubriéndose y presentándose uno a uno, como la Madre Kwan Yin, Lady Portia, el Maestro Kutumi, el Maestro Saint Germain y el Maestro Jesús/Jeshua/Maitreya, que me escoltaron al punto de recepción de Amor y Bendiciones. 

 

Pedí entrar en la Biblioteca etérica y adquirir conocimiento y sabiduría, lucidez y capacidad para aplicarla. En concreto solicité ver algo en sus libros, que me mostraron, pero no recuerdo qué es.

 

Cuando me levanté del banco, tras pedir por todos los seres queridos y por aquellos que se encuentran en mi entorno cotidiano (compañeros de trabajo laboral y espiritual, pacientes, etc.) y por la iluminación de las mentes y corazones de todos los seres humanos y otros seres de Luz, me sentí tambaleante, como ligeramente embriagada.

 

Con pasos lentos me dirigí a las capillas del ábside y en la primera de la derecha empecé a entonar cánticos. Los elevé en la del centro y se volvieron más graves en la penúltima de la izquierda.

 

La luz del sol y la paz del claustro me conectaron a tierra y seguí gozando de la deliciosa armonía del agua y las ninfas que la pueblan en la fuente techada a un lado del mismo.

 

Buscando el piso alto, descubrimos otro claustro menos simétrico y tras salir de nuevo por la asombrosa y enorme cocina, abandonamos el monasterio para disfrutar de una magnífica comida, que tomé como otro regalo que nos hizo gozar de las deliciosas materias primas de la tierra y del mar, tratadas con mimo y servidas con abundancia e impecable presentación, además de una sonrisa, por el módico precio de 12 € el menú.

 

Por la tarde, nuestra magnífica carga de Luz fue repartida por la zona en busca de otro Santuario, "do Pradinho", que fue una sorpresa, pues resultó bastante opuesto a todo lo anterior, donde solo encontré falsedad y energías densas que me negué a tolerar, pues me producía náuseas y una fuerte presión en el plexo solar, saliendo de inmediato de la iglesia, al parecer dedicada al culto ortodoxo y promovida por la adoración a una supuesta monja milagrosa.

 

Martes, 19.08.08


En la mañana visitamos LOS JERÓNIMOS, en Lisboa. El céfiro hizo de las suyas en los ánimos de algunos y se manifestó en discusiones y desunión que no provocaron grandes problemas. El bello y laboriosamente trabajado claustro me cautivó de nuevo, pero fue lo más sencillo lo que llamó mi atención, el agua girando en el estanque central a medida que lo llenaba una manguera colocada paralelamente a su perímetro externo. Una espiral infinita.

 

La basílica, aun abarrotada de gente, transmitía una fuerza magnífica a la que practicantes o no, eramos sensibles. Junto al altar central opté por sentarme, ya que la energía era tan potente que frente al ábside sentí que comenzaría a oscilar y quería olvidarme de controlar el cuerpo físico, para profundizar en los demás.

 

Primero se me taladraron las sienes hasta el centro de la cabeza y luego una corona en el chakra de este nombre ejerció su presión y tirón hacia arriba que parecía me levantaría del asiento. Agradecí, ofrecí y me ofrecí, pidiendo las llamas de color que potenciaran las cualidades que necesitara: Poder, Sabiduría y Capacidad para aplicarla, Tolerancia, Comprensión y Amor. Hube de salir porque el tiempo cumplía y lo hice ligera y feliz.

 

En SINTRA volví a a sentirme parte del bosque y la montaña. El palacio me pareció más pequeño y descuidado, pero seguía siendo digno de ver. No caminé los jardines, pero pasamos suficiente tiempo en ellos mientras comíamos y descansábamos tomando el sol, como para satisfacer el deseo que me había impulsado a volver a ese lugar.

 

Miércoles, 20.08.08

 

El monasterio/fortaleza de TOMAR ha sido todo un descubrimiento. El primer lugar de este viaje que no había visitado antes. Los templarios construyeron en mitad de sus bosques un centro de erudición y esoterismo que fue foco de crecimiento en esa época oscura de los siglos XI, XII y posteriores. De allí partieron las conquistas portuguesas de ultramar, la exquisita formación de los reyes y la conservación de los secretos más antiguos.

 

En su "templo" de planta octogonal y cruz de lados iguales se integran testimonios de síntesis de las líneas espirituales del momento. Ante el altar porticado me sentí caballero y erudito, mujer matemática y geógrafa, corazón de león/leona. Recordé cuando leía en los espacios privados del segundo piso del claustro de 5 plantas y oficiaba en el ara de la iglesia sin techo, donde una intensa vibración me recorrió todo el cuerpo.

 

Canté hermosas notas en la sala de la fuente y los azulejos con abertura en la bóveda y tosí al levantar el rostro hacia ella. Basta percibir la energía y ser canal, disfrutarla y mostrarla, no hace falta, además mirarla. Salí de allí cargada de fuerza, paz y una fruta deliciosa de la que me proveí en un puestecillo a la puerta.

 

En BATALLA pude por fin disfrutar el interior de la Catedral. Se entra directamente por la derecha del altar, centrado bajo el crucero. No pude mirar hacia el ábside de vidrieras, pues mis ojos no lo soportaron y busqué asiento de inmediato en el que casi me desplomé.

 

Permanecí pegada al suelo, sintiendo trepar la energía telúrica a través de las plantas hasta el corazón y allí encontrarse con el potente chorro de luz blanca que penetraba por la coronilla. Algún que otro disimulado espasmo. Entrega y petición de los colores apropiados para desarrollar la sabiduría, la lucidez, la capacidad de aplicarla; avanzar en mi ascensión y en una rápida llegada al "momentum" de forma gozosa, fácil, cómoda y alegre.

 

Deposité una bolsa imaginaria sobre el ara de la que salieron las figuras liliputienses de mis seres queridos, para que cada uno pidiera y optara por sí mismo a lo que más le conviniera. Pregunté por el significado de la visión de mi conversión en dragón y obtuve la respuesta. Él tiene, yo he tenido y tengo, las cualidades que estoy pidiendo: poder, fortaleza, seguridad en sí mismo, visión, sabiduría y amor. Sólo he de recurrir a la sensación experimentada en Santarém cuando me transmute en él, para avanzar sin miedo, con poderío y suavidad, para proteger, guiar y enseñar; sin causar miedo, ni destrucción, porque ya aprendí a hacerlo en esa existencia. Mi presencia impone, y ha de ser así, pero sin aterrorizar, sólo guiar y amar.

 

Tras estabilizarme caminando hacia el fondo de la iglesia, me atreví ya a volver y sentarme en el ábside, directamente bajo el tubo arcangélico y me llené de suavidad y luz dorada, además del verde, violeta y azul de las vidrieras reflejadas en paredes y suelos. El movimiento en espiral de mi cuerpo denotaba el flujo energético del transformador vibratorio.

 

Cuando noté un importante vacío en el estómago, abrí los ojos y comprobé que habían marchado casi todos los compañeros del grupo junto con los que estaba meditando. Di las gracias, me estabilicé y partí hacia otra deliciosa y sustanciosa comida, que, no obstante, requirió al poco una merienda. La energía requería alimento.

 

Como recuerdo útil del lugar me llevé tres hermosos paños de cocina de algodón 100% que harán mis delicias y puede que las de mi madre, hija y nuera, cuando encuentre más de la misma calidad.

 

El Santuario de FÁTIMA lo visitamos a última hora de la tarde. El área donde se quemaban las velas olía a freiduría, parecido deben oler los crematorios. La combustión de las almas que buscan la luz y dejan atrás sus cargas. La purificación.

 

Avanzamos hacia la basílica y lo más cerca del altar que pude me senté. Coincidió que fue al lado de Miryam, nuestra guía. El trance fue profundo. Hermosa y potente luz blanca. Dorada cuando pedí permiso y se me concedió para visitar la biblioteca etérica.

 

También vislumbré el hospital y la compasión me embargó. Conexión y gratitud sentí, me abrí en canal a la energía regeneradora, a la elevación de vibración. Me costó recuperar el movimiento de mis miembros y, por fin, salí al exterior a disfrutar de la caricia del aire y de las últimas luces del sol.

 

Luego en la "sesión de noche" nos dijeron que en esos momentos en la iglesia nos habían implantado un cristal etérico, en el entrecejo o en el pecho, según los casos, que nos permitiría aprovechar y distribuir mejor la energía de las llamas solares, cuya potencia irá en aumento; evitando así lo más posible malestares y desajustes. Gracias.

 

El bosque de BUÇACO merece una mención especial como lugar mágico poblado por seres de la naturaleza, alegres y juguetones, que mantienen múltiples especies arbóreas, entre ellas una de hojas suaves como plumas, cuya caricia me enternecía.

 

El Santuario de BON JESÚS DO MONTE, cerca de Braga, me hizo sentir feliz. Limpia y liviana como una criatura. Entre las múltiples flores y fuentes que lo rodean, de nuevo me subyugó la capilla del Santísimo, con su estructura en escalera típica en Portugal; decorada en suaves tonos azules, rosas, ocres y violetas recamados en oro, plena de elegancia y belleza. Transmitía la sensación de paz y armonía que busco en los colores con los que pintar las salas de mi casa. Aunque es evidente que es la energía del lugar la que lo transmitirá y los colores sólo han de acompañarla. Un torbellino de energía me movía, limpiaba y llenaba, abriéndome y anclándome, y cuando las campanas rompieron a sonar con una bellísima melodía, los Angeles nos rodearon y elevaron, llenando nuestros cuerpos de la luz de las esferas celestes.

 

En el santuario del otro lado de la montaña me sentí dolorida, hinchada e incómoda, y la comida del grupo allí, tanto por la espera como por las situaciones de ansiedad y tensión que se crean, fue de nuevo una prueba a superar; aun cuando no abandoné mi punto de vista de observadora, evitando así dejarme llevar por las emociones.

 

En la tarde tuvimos sesión doble. Se inició con una proyección de Antonio y continuó con una canalización. En total tres horas y cuarto. El paseo necesario que dí después y la amigable charla con unas compañeras me ayudó a tomar tierra.

 

Al día siguiente entramos en España. Era domingo, 24.08.08. La primera parada, el monte de SANTA TECLA, nos aportó unas vistas magníficas de las que no podía apartar la vista.

 

Luego, dispersión general. Cerca de la hora de la comida se dió la orden de buscarse cada uno el lugar para comer, cambiando radicalmente el plan de viaje dado la víspera: comida común en la playa, de picnic, probablemente en la isla de Ons.

 

¡Eureka! no me afectó lo más mínimo. Incluso me plegué a la inquitud de las compañeras de vehículo, comiendo de pie en una barra unas raciones, para llegar a tiempo a la hora convenida, cuando sabía de fijo que nadie estaría, pues era imposible dada la intención de todos de comer de restaurante, a mesa y mantel; bien servidos como alardeó la mayoría, organizadores incluidos.

 

Nuestro plan salió redondo, pues disfrutamos de tiempo adicional en la play junto a la ermita de LA LANZADA y en un segundo intento, ya con todo el grupo reunido, realicé mi deseo de zambullirme  en las frescas y serenas aguas del océano. Jamás lo había visto tan plácido en esa zona, casi siempre ventosa y salvaje.

 

SANTIAGO nos esperaba a la noche con la última conexión. Se habló mucho de los 7 rayos en los que quería profundizar y me vi en mitad del proceso del rayo blanco, con flecos pendientes de los anteriores y con la clara proyección al oro rubí y violeta, como me habían indicado en mis propias comunicaciones.

 

Esta mañana la emoción me embargó según caminábamos y vislumbré la catedral. A pocos metros del Campo de Estrellas, la explanada delante de la entrada principal. El pecho, la garganta y los ojos se llenaron de lágrimas, mezcla de agradecimiento y alegría. Allí estaba de nuevo. En otra época del año, con otras personas y otra disposición. Se cerraba un ciclo y comenzaba otro.

 

Muestra de lo primero fue el aprecio y el respeto auténtico mostrado por una compañera que me puso a prueba en Egipto, hacía cinco meses, y a la que internamente agradecí su enseñanza. Actuó como instrumento divino y me ayudó a identificar y resolver uno de mis bloqueos. La señal de hoy me confirma su resolución y de nuevo fue el instrumento de Dios, esta vez amoroso y dulce, que me lo mostró.

 

Potente la energía de la Catedral, que aproveché para rogar por todos mis seres queridos y por todos con los que tengo relación, para que de algún modo les alcance la posibilidad y oportunidad de la ayuda divina.

 

Visité todas las capillas. Sentí fuerza telúrica intensa a la entrada de la del Sagrario y blanca, como centro de conexión con nuestros seres queridos desencarnados, a los que saludé y por los que rogué si aún los percibía debatiéndose con las sombras. Rosa en la de la Vírgen negra de Cataluña. Azul celeste y blanco debajo en la de los mártires. A la derecha había otra imagen de la Vírgen con el Niño en madera, sentada. Ésta de piel blanca, con la mirada y el rostro vivos que casi sonreía y hablaba. La nave central acunaba en un suave azul y la bóveda vibraba en casi todos los tonos del arco iris.

 

De nuevo una ruidosa y crispante comida de grupo que terminó con la paciencia del camarero y de algunos comensales, junto con la alegría y celebración de otros. Me tocó con el sector duro y cuando conseguí recuperar el equilibrio interno empecé mi trabajo con la energía rosa y violeta, ayudada por los símbolos del Reiki.

 

Rematamos nuestro viaje en el Monte de O CEBREIRO, donde reconectamos con la energía de S. PEDRO DE RATES, blanca, acogedora y serena que llenó nuestros corazones, sellando la Paz acumulada en ellos a lo largo del Camino. Rogué porque perdurara el máximo posible aun cuando volvíamos a incorporarnos a nuestra vida cotidiana. 

 

Mara Cascón